Tijuana.- Luego de haber terminado la preparatoria en esta ciudad fronteriza que la refugió, Kendra quería ser una profesionista universitaria, estaba por definir su carrera entre la licenciatura de turismo o medicina, así lo indicó Rosario Padilla García, directora del centro de servicio SER, hasta que alguien le truncó sus sueños al asesinarla cruelmente.
“Terminó la preparatoria y ella quería llegar a ser profesionista, estaba en que quería ser licenciada en turismo o ser médica, pero pues bueno, le truncaron todos sus sueños”, dijo con tristeza Padilla García.
Kendra tenía varios años residiendo en Tijuana, originaria de Nayarit se refugió en esta ciudad tras el rechazo social, y encontró apoyo el centro de servicio SER, ubicado en la Zona Centro, su directora administrativa, Rosario Padilla García, indica que, como Kendra, hasta el momento son 186 personas trans las que apoyan en su transformación de sexo, apoyo emocional, médico y con programas para que se integren a la vida laboral de la entidad.
“Kendra estaba tratando de salir adelante y terminar sus estudios. Son chicas que llegan aquí tratando de buscar un apoyo”.
Rosario Padilla dijo que son cientos de hombres y mujeres trans que son rechazados por la sociedad, víctimas de violencia y discriminación en todos los ámbitos y en los casos extremos asesinadas, y estos homicidios en contra de las personas trans que quedan impunes, sin detenidos y sin resolverse.
“Al día de hoy no, todas las personas transgénero no se tiene (en las estadísticas) como homicidios de transgénero, pero luego llegan nuevos gobiernos y no se avanza mucho”.
Ante la impunidad, grupos defensores de los derechos de las comunidades trans piden al Congreso que se incluya en el catálogo de delitos del código penal del Baja California el ‘transfeminicidio’.
El homicidio de Kendra se registró la madrugada de este miércoles, tenía 26 años cuando fue asesinada de manera brutal y después su cuerpo fue incendiado, una mujer trans que con esfuerzo terminó la preparatoria y tenía el sueño de iniciar una carrera de licenciatura en Turismo, hasta que su asesino le quitó la vida.
Kendra era una mujer tranquila y trabajadora, solo se le veía cuando se iba por la mañana temprano de su casa hacia su trabajo en una maquiladora y al regresar por las tardes, lo describe su vecina Martha Castellanos.
“Se estaba quemando la casa, nunca nos imaginamos que estaba el muchacho adentro, yo pensé que había dejado algo prendido. Él era muy serio, no se metía con nadie, el de su trabajo a su casa y nunca salía (…) esperemos que se haga justicia porque no se lo merecía el muchacho”.
El homicidio ocurrió en su domicilio en el número 1538 de la calle San Francisco de la colonia Hacienda Los Laureles, al este de Tijuana, cuando bomberos acudieron al llamado de emergencia del domicilio y tras mitigar las llamas, Kendra se encontraba en una habitación, con cinta adhesiva alrededor de la cabeza, golpes en el rostro y en el cuello, por lo que se presume fue su asesinato por asfixia.
En los últimos dos años, el centro SER tiene el registro de al menos cuatro muertes de personas trans, recordaron el homicidio de Jeanine Huerta López el 27 de agosto del 2020, quien fue hallada sin vida en su departamento y tenía laceraciones con arma punzo cortante.
Recordaron también el asesinato de Bárbara Brandi, que pasó desapercibido, fue asesinada cuando la aventaron de un segundo piso por violencia intrafamiliar.
También el caso de Andrea, quien murió por falta de servicios médicos.
“Son cuatro chicas en lo que va del año”, finalizó Rosario Padilla García.