Bárbara Díaz, sin apoyo de la FGE, busca a sus dos hijos desaparecidos

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Por: Octavio Fabela Ballinas
Tijuana.- En un gesto de solidaridad y empatía, la señora Bárbara Martínez cavó junto con otras madres a las que las une la pena de tener hijos desaparecidos en la fosa clandestina del Ejido Maclovio Rojas. Ella al igual que el resto de sus compañeras comparte la desconfianza en que la autoridad la ayude a encontrar a sus vástagos, pues en su caso, considera que también está involucrada.

Los pesares de doña Bárbara, madre soltera de cuatro hijos, comenzaron hace dos años, el 25 de octubre del 2018, día en el que fue visto por última vez el joven de 17 años Ezequiel Rico de la Cerda, “a él lo levantaron criminales en la colonia Urbi Villa del Prado”, de su paradero lo único que supo es que lo enterraron en una casa de la colonia Campos.

Con los datos que recibió a través de una llamada anónima, la señora Bárbara junto a sus compañeras del colectivo fue hasta la casa en la colonia Campos en donde encontraron un cuerpo que no era el de Ezequiel, “desgraciadamente no salió nada, únicamente salieron sus chanclas pero no encontramos su cuerpo”.

Cinco días después, el 3 de diciembre, el corazón de madre volvió a estremecerse con la noticia de que su hijo adolescente, Esteban Uriel, fue atacado a balazos por agentes de la Policía Municipal de Playas de Rosarito y arrestado en Baja Malibú, del joven y su acompañante, un hombre de 36 años, no se ha vuelto a saber nada de su paradero.

“Varios testigos dijeron que efectivamente la policía lo había detenido que mi hijo cayó entre una grava y que ahí, un policía le tiró un balazo y insultaba, que el muchacho rengueaba cuando lo levantaron, aun así, lo seguían golpeando”. La mujer lo buscó en hospitales, cárceles y hasta en centros de rehabilitación, pero su hijo no fue llevado a ninguna parte.

Doña Bárbara narra que en la primera oportunidad que tuvo de encarar al fiscal central Hiram Sánchez le exigió “yo no quiero a los policías, no quiero a quién a quién lo hizo porque yo sé que se les pasó la mano y tal vez ya me lo mataron nada más entreguen el cuerpo de mi hijo lo único que le pido no quiero estar en agonía dos años igual que el otro”.

Para dedicarle tiempo a la búsqueda de sus dos hijos, Bárbara dejó su empleo y ahora se dedica exclusivamente a hacer lo que considera la autoridad no quiere realizar, como buscar pruebas físicas y testimonios por ello cuenta con las piedras con la sangre de su hijo y ha ido a platicar con los vecinos que vieron lo que sucedió en Baja Malibú.

“De mi primer hijo el expediente está así de chiquitito y de mi segundo hijo solo hay una carta circunstanciada, no tiene nada más no me dicen ya sabemos quiénes fueron ya los pasamos a declarar… nada nada absolutamente”

Asegura que “tenemos pruebas, vídeos, piedras con sangre, fotos de balística que nosotros mismos como familiares fuimos afuera de baja Malibú; yo paré el tráfico de la autopista y revisamos, encontramos 6 casquillos cortos y 1 largo, hay muchos testigos dicen que la policía les iba disparando a matar”.

Doña Bárbara aún mantiene consigo a dos de sus cuatro hijos; al mayor ya lo han amenazado por lo que su identidad la reserva. Ahora vive solo con un poco de dinero que le comparten sus compañeras en el colectivo Una Nación BuscándoT. De la autoridad no recibe ni quiera avances en la investigación de los dos casos.

 

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