Por Janette De Los Reyes
Tijuana, 05 de abril de 2022.- En la zona de desastre de Camino Verde se pueden apreciar hundimientos de hasta dos metros de ancho, afectaciones que cada vez complican más la situación para los colonos que se resisten a evacuar el área.
En vialidades como la Sierra de Juárez no hay acceso para que entren los automóviles además de que es fácil divisar las casa derrumbadas, incluso en algunas de ellas se pueden ver aún a perros encadenados y gatos merodeando el lugar.
En el cañón Víctor Islas Parra sucede lo mismo, junto a los derrumbes, pueden observarse mascotas acercándose a las rejas. En el lugar aún pude escucharse el cemento al quebrarse.
La falta de suministros representa un gasto superior a lo que implicaba antes del deslizamiento. José Alberto un joven estudiante que tiene su domicilio cerca de la zona de desastre y vive con cinco miembros más de su familia, comenta que los vendedores de agua están cometiendo un abuso en los precios ya que han hasta triplicado sus precios sacando ventaja de la situación.
“Lo que estamos haciendo es comprar agua potable, lo que estamos haciendo es vaciarla en un galón grande que tenemos y compramos el de mil litros, como no puede entrar la pipa, lo llenamos con mangueras. Están cobrando $700 pesos por el galón grande de mil litros cuando dicen que los venden en $200 o $300 pesos en otras partes”.
Agregó que antes del desastre, su recibo de agua mensual no alcanzaba a los $300 pesos lo cual es una gran diferencia en comparación con su gasto semanal; por otra parte hizo énfasis en el ambiente de inseguridad que se vive por las noches gracias a la falta de energía eléctrica.
“Antes había gente y ahora ya no hay nada, salgo de la escuela a las 8:00, llego aquí a las 9:00 de la noche y ya está todo oscuro y solo, si da un poco de ‘cosa’ caminar, luego dicen que se están metiendo a las casas”.
Advirtió también, que aunque su vivienda está fuera de la zona de alto riesgo, pueden quedarse sin energía eléctrica, pues el poste de madera que les provee, está instalado sobre el Cañón Víctor Islas Parra y ya está quebrado, por lo que para asegurarlo se han colocado unos cinchos de metal.
Otra de las residentes afectadas es la señora María Estela Cuevas, quien pese a no vivir en las zona de desastre, se está viendo fuertemente afectada por la falta de suministros,. Asegura que está teniendo que recurrir a utilizar agua de garrafón para bañarse cuando no pueden acceder a la pipa que les vende agua regularmente.
“La Cespt nos prometió a nosotros que iba a traer unas pipas de agua, que se iban a poner en la pura entrada para que tomáramos agua y hasta el día de hoy no se ha visto ninguna pipa para esa ayuda”.
Refiere que siente que la situación está quedando en el olvido pues ni los medios ni las autoridades están dando seguimiento al problema.
Lo cierto es que con todo y la catástrofe hay quienes tratan de continuar sus actividades como si nada hubiera pasado, por un lado se pudo ver durante el recorrido a motociclistas llamados “cobradores”, recogiendo pagos a personas que aún no evacuan sus viviendas mientras que en otra situación, se pudo apreciar a un sujeto haciendo labor de convencimiento con una familia para que participe en el ejercicio de la Revocación de Mandato.
Por su parte, Protección Civil confirmó que en el perímetro de desastre se contabilizan ya 351 casas con afectaciones, de estas 68 están señalizadas en color amarillo mientras que el resto resulta inhabitable.
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