Tijuana, 18 de noviembre de 2022.- La barda que limita la casa de las Misioneras de la Caridad a un costado de la Central de Autobuses es el dormitorio de cientos de personas en situación de calle que llegan atraídos porque las religiosas les ofrecen alimento por las mañanas.
La historia del señor Ismael Jáuregui García es similar a la de muchas de las personas que viven en situación de calle, hace año y medio fue deportado y perdió contacto con su familia, ahora vive en una casa de cartón afuera de las instalaciones de las Misioneras de la Caridad.
El ambiente afuera de la casa de la congregación fundada por la madre Teresa de Calcuta es desolador, personas durmiendo en la calle, entre basura y en casitas edificadas con cartones, aunque también hay quienes lo hacen en la banqueta cubiertos solo por unas cobijas.
Según el gobierno de la ciudad existen al menos mil 500 personas que viven en situación de calle, cantidad que es un estimado ya que se trata de una población con alta movilidad, la mayoría de ellos tienen algún problema de adicción.
El señor Ismael de 61 años de edad, asegura tener hijos que viven en Estados Unidos pero no tiene manera de contactarlos, por eso vive en la calle, dice conocer varios oficios y se gana la vida haciendo pequeños trabajos.
Más de un centenar de personas en situación de calle pernoctan en ese lugar, algunos de ellos aseguraron que lo hacen porque ahí la policía no los molesta y pasan la noche a la espera de que, por las mañanas, las religiosas les ofrezcan un poco de alimento.
A esa zona, los fines de semana acuden personas que brindan algo de comida y ropa, como sucedió con la señora Elizabeth Espinar que junto con su hermano llevó algunas cobijas y ropa que repartió entre las personas que presurosas llegaron a su carro.
La señora Elizabeth dijo que compartir la ropa y las cobijas lo hizo en memoria de uno de sus hijos de 17 años que falleció hace poco y que en vida el muchacho era una persona a la que le gustaba compartir con los que menos tienen.
El número de personas en situación de calle se ha disparado en los últimos años, sin un censo real, las autoridades se limitan a detener a algunos de ellos para remitirlos a la Estancia Municipal de Infractores, pero no existe un programa para atenderlos, la mayoría tienen problemas de adicción y de salud mental.
